París, Julio 2014
Señoras y señores, se vale soñar. Hace muchos años, cuando quería ir a Suecia por primera vez mi abuela paterna me pregunto: Y cuando te vas? Ya habíamos hablado por meses de que me iba a ir y solo faltaban 2 semanas para mi dicho viaje pero yo no tenía boleto. Aunque había trabajado he intentado ahorrar lo más que pudiera, a mis 17 años no tuve el poder económico para comprar mi boleto para el otro lado del Atlántico. Casi me pongo a llorar y entonces mi abuela me dijo: Al pajarito que no chifla no le toca alpiste. Ese día me llevo a comprar mi boleto y otras necesidades para el viaje.
Yo creo en la filosofía de ser vocales acerca de nuestros sueños y deseos. El primer paso para cualquier viaje o aventura es el deseo, el segundo el expresar ese deseo. Habrá ocasiones en las que tendremos que trabajar muy fuerte por lo que deseamos y en otras ocasiones se presentarán como un regalo.
Viajar, a dónde sea que viajemos, es una de las experiencias más enriquecedoras que nos podemos dar. En dos días viajando a un lugar desconocido vamos a aprender más de lo que en un año entero en nuestro hogar y ese aprendizaje se quedará con nosotros por la mayor parte de nuestra vida.
Yo creo en la filosofía de ser vocales acerca de nuestros sueños y deseos. El primer paso para cualquier viaje o aventura es el deseo, el segundo el expresar ese deseo. Habrá ocasiones en las que tendremos que trabajar muy fuerte por lo que deseamos y en otras ocasiones se presentarán como un regalo.
Viajar, a dónde sea que viajemos, es una de las experiencias más enriquecedoras que nos podemos dar. En dos días viajando a un lugar desconocido vamos a aprender más de lo que en un año entero en nuestro hogar y ese aprendizaje se quedará con nosotros por la mayor parte de nuestra vida.
Karlsborg, Suecia
En un viaje es que encontraras cosas que no sabías que existían y que se convertirán en tus cosas preferidas. Verás escenas que duraran en tu mente más que una fotografía. Escucharás sonidos, que aunque sean los más vanales o comunes, para ti significaran algo muy diferente.
Es verdad cuando dicen que viajar abre tu mente.
A la misma abuela a la que le debo mi primer viaje a Suecia, le debo el gusto por viajar. Durante mi infancia ella hizo multiples viajes a Estados Unidos y Europa. Siempre regresaba con souvenires que yo aprecie todo mi infancia. Una vez fueran simplemente monedas de dólar y unos cuantos dulces americanos; De Toledo trajo un toledano; de Paris un llavero de la Torre Eiffel y una pequeña mochila color beige que ella uso mientras viajaba y después me dio. En mi adolescencia, cuando pasaba las tardes con ella, me leía pasajes de un diario que escribió cuando estuvo 3 meses en España. Su descripción de La Plaza Mayor se me quedó grabada en la mente y cuando a mí me tocó verla en vivo y en directo podía escuchar la voz de mi abuela describiéndome cada detalle.
La Plaza Mayor en Madrid, España
Yo pasé muchas tardes en mi recamara imaginando todos los posibles lugares de los que había escuchado y leído en libros. Deseando algún día poder visitarlos y ver esas escenas que yo había creado en mi cabeza.
Por la razón por la que sea que quieras ir al lugar que quieras ir no dejes que tu deseo se diluya. Si quieres ir a Roma a un partido de rugby, a Munich a Oktoberfest, a Kabul a ayudar a refugiados, a Van Nuys a andar en segway, hazlo. Nada en esta vida es imposible.
La última vez que estuve en París me tocó conocer a una señora oriunda de Puebla, vestida en con un huipil Tehuano y una falda con bordado de flores hecho a mano. La encontré en Museo d'Orsay admirando el oleo de Moinseur De Varu de Raimundo de Madrazo y Garreta. Me le acerqué para decirle que mi abuela materna era de el Istmo de Tehuantepec. Me sonrió y me dijo: de todos los lugares que he estado en el mundo, de todas las cosas que he visto, las Velas del Istmo son lo que más he disfrutado.
Esta señora, tenía alrededor de 65 años y estaba parapléjica. Su enfermera, también de Puebla, la venía empujando en su camilla, conectado a un tanque de gas y a una gota. Caminé con ellas por algunos minutos y la señora me dijo que ya la habían desahuciado por cancer, le habían dado menos de un año y había decidido con sus últimos meses ir a ver el mundo. Le sonrió a su enfermera y me dijo: Y hasta a esta canija le tocó también.
De esa experiencia aprendí que no hay excusas y que no hay que esperarse hasta el último momento.
No dejen que el deseo muera, sigan sus sueños.
2 comentarios:
Hasta yo sonreí junto con la canija. :D
Por eso también cuando un amigo les diga que vayan a visitar, tomenselo en serio y vayan :DDDD
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